Victor Millet (Universidade de Santiago de Compostela) | victor.millet@usc.es
Los héroes medievales tienen muertes trágicas (como Tristán) o heroicas (como Roldán), a traición (como Siegfried) o en batalla (como Beowulf). Y, cuando mueren, su cuerpo queda como recuerdo de su heroísmo o como objeto del llanto del colectivo. Otnit, en cambio, protagonista de un relato heroico ampliamente difundido en la literatura alemana de los siglos XIII a XVI, no cumple con ninguno de estos modelos. Al igual que Beowulf, Otnit muere en una lucha contra un dragón, pero a diferencia del anglosajón, el héroe alemán no muere como consecuencia de sus heridas. Porque Otnit lleva una cota de mallas de origen semi-mítico e indestructible, así que no puede recibir heridas. Pero el dragón contra el que lucha lo agarra con sus fauces y se lo lleva a su madriguera donde se lo entrega a sus crías. Los pequeños dragones se echan sobre su presa e intentan comérselo, pero la cota de mallas resulta inquebrantable incluso para sus afilados dientes. Así que los dragonzuelos, ni cortos ni perezosos, deciden chupar la cota y así absorben al héroe a través de los anillos de acero: sî sugen in durch das werk dice lacónico el narrador, ‘lo sorbieron a través de la cota’.
El héroe, de forma completamente inesperada, se vuelve blando, casi líquido. Su esencia parece reducirse a las partes blandas. Su cuerpo se deshace como helado y es sorbido por crías de dragón a través de su cota de mallas. Los dragonzuelos lo sorben como salsa de tomate a través de un tamiz. Incluso sus huesos parecen haberse ablandado, puesto que cuando más tarde encuentren la cota estará vacía y sólo quedará en ella un anillo. Así pues, el héroe ni siquiera deja un cuerpo para la posteridad o para ser llorado. No se puede negar que es la muerte más sorprendente y menos heroica de las que se recuerdan de la literatura, no sólo de la alemana ni de la medieval.
La verdad es que, si se lee con atención la historia de Otnit, esa muerte ya no sorprende tanto. El relato comienza presentándolo como el gran rey de Lombardía (Lamparten), cuyo poder se extiende por toda la península itálica, quien reúne a su amplia corte para encontrar una esposa. Ninguna de las que se proponen es adecuada para él. Hasta que uno de sus consejeros, el más viajado, le habla de una lejana princesa oriental, pagana, muy vigilada por su padre (que de hecho la quiere para sí mismo). Otnit organiza una gran expedición para ir a conquistarla. Hasta aquí todo parece normal: se trata de un ejemplo antológico del modelo narrativo de la conquista de la esposa. La lejana princesa, además de ser la más bella, representa el máximo grado de exogamia (frente a la amenaza de endogamia e incesto que representa su padre). La dificultad de la conquista mostrará al héroe como el mejor y por lo tanto como el merecedor de la más hermosa.
Pero la cosa cambia en la siguiente escena: en los días de espera, el rey quiere salir a pasear; su madre intenta evitarlo, como si fuera un niño que pudiera correr riesgos innecesarios. Al final, le da un anillo y le señala un lugar determinado que le podría interesar. Otnit llega allí y encuentra a un enano que al principio le es hostil pero que luego se da a conocer como su padre, rey del mundo subterráneo de los enanos, seres con poderes mágicos (se pueden volver invisibles) y grandes artífices. Alberich (así se llama el enano) le cuenta a Otnit que sus padres no podían tener hijos, de modo que él abordó una tarde a su madre y engendró con ella a Otnit. Éste se enfada al escuchar esta historia, pero luego tiene que asumir la realidad. Finalmente, el enano le regala al rey la cota de mallas inquebrantable y una magnífica espada. Este capítulo cambia muchas cosas, pues se descubre que el gran rey es hijo de una relación ilícita de su madre con un ser feérico, porque su padre era impotente. La imagen de masculinidad y la legitimidad del rey queda en entredicho. El héroe regresa a casa y, tras una pequeña crisis con su madre, quien le confiesa la verdad, emprende la expedición para conquistar su esposa.
Lo acompaña el enano Alberich, invisible para quien no lleve el anillo que Otnit recibió de su madre. El padre del héroe se convertirá en el verdadero solucionador de todo. En primer lugar, gracias a su invisibilidad y su capacidad de desplazarse por todas partes, dirige a las tropas en la crucial batalla a su llegada a Oriente, que les permite a los forasteros establecer una cabeza de puente. Luego hace enfadar al rey con provocaciones que lo despistan y finalmente acude a ver a la princesa, quien se muestra encantada de la oferta de casarse con Otnit y huir de su tierra. Así que el enano llama a Otnit para que le espere en cierto lugar, pues le pretende traer a la princesa. Alberich distrae a los vigilantes del castillo y se lleva a la joven. Pero cuando llega al lugar acordado, Otnit está dormido sobre su caballo y el padre tiene que despertarlo. Ahora Otnit sienta a la mujer en la grupa y huye con ella hacia las naves. Los paganos inician una persecución y Otnit tiene que luchar contra ellos. Cuando está a punto de desfallecer, aparecen sus tropas, avisadas (cómo no) por Alberich, y lo rescatan. Los forasteros regresan a Italia con la princesa y se celebran las bodas.
El problema es que el héroe no se ha mostrado en ningún momento como el mejor y merecedor de la princesa. De hecho, todo el trabajo lo ha hecho su padre. Y cuando le llevó a la princesa estaba incluso dormido. Se defiende con valor, pero no destaca como héroe. Así que la conquista de la esposa y el rapto consentido con lucha contra los perseguidores coloca al héroe en una perspectiva poco favorable: es incapaz de realizar la proeza por sí mismo y sólo lo salva la magnífica armadura que le dio, otra vez, su padre.
En este contexto se inicia el capítulo final: el rey pagano quiere vengarse y manda a un emisario que, supuestamente, quiere reconciliar los reinos. La embajada va acompañada de un gran número de valiosos regalos en señal de amistad. Entre ellos se encuentran dos huevos de dragón, que sin embargo se presentan como huevos de elefante. Que en este relato de masculinidades, impotencias, incestos y concepciones con seres sobrenaturales el regalo sean dos huevos tiene mucha miga. El rey manda a un cazador llevarlos a un bosque lejano y cuidarlos según las instrucciones recibidas para que nazcan bien. Pero de los huevos salen, claro, dragones; y éstos empiezan a devorar todo lo que encuentran a su alrededor. Para cuando el cazador regresa a mirar cómo están las bestias, éstas ya han crecido tanto que no hay manera de controlarlas y se convierten en una amenaza para el país. Como sus ataques van en aumento, Otnit decide enfrentarse a ellas. Acude primero de nuevo a su padre, el enano, quien le recomienda no enfrentarse a los dragones. Pero a Otnit no le queda otra cosa que defender su reino y trata de luchar contra las bestias. No obstante, acaba como se ha descrito arriba. Una muerte blanda para un héroe blando.
La historia tiene una secuela en el relato de Wolf Dietrich, del que se hablará en otra ocasión, porque este héroe tiene su propia leyenda. En un momento dado, Wolf Dietrich acude al país de Otnit, lucha contra los dragones y los mata, encuentra la armadura de Otnit, se casa con la viuda (la princesa oriental ahora convertida en reina de Italia) y une de esta manera ese reino, Italia, con el suyo, Grecia.
Los relatos de Otnit y Wolf Dietrich se conservan en múltiples versiones en numerosos manuscritos de los siglos XIV y XV, así como en impresos de los siglos XV y XVI. Conforman la parte principal de un género de libros conocido como Heldenbücher o libros de héroes. Ambos relatos aparecen siempre juntos y, de hecho, las versiones B, C y D los entrelazan y amplían hasta conformar una extensa historia de amor y aventuras que, a tenor de su éxito, parecen haber hecho las delicias del público de la época.
Bibliografía
Edición recomendada Otnit. Wolf Dietrich. Frühneuhochdeutsch – Neuhochdeutsch, ed. de Stephan Fuchs-Jolie, Victor Millet y Dietmar Peschel. Stuttgart (Reclam) 2013. Ver traducción al inglés en Traducciones. Bibliografía recomendada Fuchs-Jolie, Stephan: “stainwant. König Otnits Tod und die heterotope Ordnung der Dinge”, en: Projektion – Reflektion – Ferne. Räumliche Vorstellungen und Denkfiguren im Mittelalter. Hartmut Kugler zum 65. Geburtstag, ed. de Sonja Glauch, Susanne Köbele y Uta Störmer-Caysa, Berlin / Boston 2011, pp. 39-59. Fuchs-Jolie, Stephan: “Was bleibt. Otnit, Auberon und die Auferstehung des Buches”, en: Vom Verstehen deutscher Texte des Mittelalters aus der europäischen Kultur. Hommage à Elisabeth Schmid, ed. De Dorothea Klein, Würzburg 2011, pp. 393–409. García Carracedo, María Julia / Millet, Victor: “Los ‘libros de héroes’. Un género literario y bibliográfico de la Baja Edad Media alemana”, en: Actas del XI Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, León 2007, vol. I, pp. 561–565. Miklautsch, Lydia: “Väter und Söhne: 'Ortnit AW' und 'Wolfdietrich A'”, en: 4. Pöchlarner Heldenliedgespräch. Heldendichtung in Österreich – Österreich in der Heldendichtung, ed. De Klaus Zatloukal, Viena 1997, pp. 151–170. Miklautsch, Lydia: Montierte Texte – hybride Helden. Zur Poetik der Wolfdietrich-Dichtungen. Berlin / New York 2005. Millet, Victor: Héroes de libro. Poesía heroica en las culturas anglogermánicas medievales. Santiago de Compostela 2007, pp. 329–341. Schmid-Cadalbert, Christian: Der Ortnit AW als Brautwerbungsdichtung. Ein Beitrag zum Verständnis mittelhochdeutscher Schemaliteratur. Berna 1985. Störmer-Caysa, Uta: “Ortnits Mutter, die Drachen und der Zwerg”, en: Zeitschrift für deutsches Altertum und deutsche Literatur 128 (1999), pp. 282–308.